El compromiso, según el psicólogo estadounidense Robert Sternberg, se refiere a la decisión de amar y mantener el amor con la otra persona. Mientras que el psicólogo y filósofo español Mariano Yela lo define como la intención de “apostar” por la relación de pareja y conseguir mantenerla en el tiempo, por encima de distintos tipos de obstáculos y dificultades.
A medida que va avanzando una relación, sea del tipo que sea, es normal que en algún momento se plantee la cuestión de mantenerlo a largo plazo con lo que eso supone, es decir, comprometerse.
¿Qué ocurre cuando se plantea empezar un compromiso
serio con alguien? ¿Qué miedos suelen aparecer?
Es muy importante
tener en cuenta que el miedo es una emoción que aparece como un mecanismo
innato que nos alerta de un peligro y que pone en marcha una serie de procesos
para ponernos en guardia. Sin embargo, a veces puede activarse sin motivo o con
una magnitud que excede el alcance del peligro.
Los principales
factores que influyen en el miedo al compromiso son nuestra capacidad de
gestión y autocontrol emocional y nuestro estilo de pensamiento, además de
la autoestima y autoconfianza, entre otros.
Para las
personas con filofobia o miedo al compromiso, la simple idea de enamorarse o
comenzar una relación puede provocar síntomas de ansiedad e incluso sensación
de estar atrapado. Debido
a ello, las personas con esta fobia tratan de evitar cualquier tipo de relación
romántica e incluso la posibilidad de conocer a alguien con quien tener una.
Las personas con miedo al compromiso suelen seguir unas características comunes que le hacen ser de esta forma y que pueden llegar a explicar este tipo de miedo:
- Dificultad para olvidar el pasado: por diversos motivos estas personas son incapaces de olvidar un sufrimiento pasado. Tienen una serie de heridas que aún no se han cerrado y que les dificulta abrirse a personas nuevas.
- Miedo a sufrir: Debido a sus malas experiencias pasadas, tienen la expectativa de que comenzar una aventura romántica con alguien nuevo acabará provocándoles mucho dolor en el futuro.
- Problemas para mostrarse vulnerable: Las relaciones personales requieren cierto grado de vulnerabilidad, ya sean relaciones de pareja como de amistad. Por eso, quienes sufren filofobia suelen preferir guardar cierta distancia incluso con las personas más importantes de su vida.
- Falta de confianza en los demás: A raíz de daños pasados han creado una coraza porque piensan que les volverán a hacer daño, por lo que se vuelven extremadamente cautos en sus relaciones. Con el tiempo, las personas con filofobia aprenden a no depender de nadie más, se vuelven personas muy independientes, pero al mismo tiempo se sienten solas.
- Visión negativa de las relaciones: Si por algún motivo entran en una relación, tratarán de sabotearla inconscientemente. Algunas de las reacciones más comunes suelen ser generar resentimiento hacia la otra persona, sentirse que están siendo controlados y creer que están perdiendo su individualidad e independencia.
Antes de dar el
paso de romper una relación, conviene reflexionar sobre los verdaderos motivos
y valorar lo que tienes y pierdes. Se trata de identificar si el origen
es el miedo a comprometerte y no la propia relación.
Es importante tener
en cuenta que tras el miedo al compromiso se esconden otros miedos como el
temor a salir de nuestra zona de confort, en definitiva, el miedo al cambio.
El cambio asusta,
descompone e incómoda. Cuando algún hecho importante, novedoso o diferente
llega al cerebro, se introduce el desorden y provoca el caos. La aparente paz y
tranquilidad se desequilibra, se tambalea el sistema y la tradición psicológica
se ve amenazada.
Nuestra mente
prefiere quedarse estática en la costumbre y los hábitos, es decir en lo conocido,
por lo que algo nuevo y desconocido la altera y se niega a aceptar el cambio y
esta lo rechaza. De esta manera evitaremos el sufrimiento, pero no hay que
olvidarse que se aprende más cayendo y levantándose que evitando todo aquello
que se nos pone por delante.
Hecho por: Irene M. Chinea
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