[CRÓNICA] La Oreja de Van Gogh en Madrid, una catarsis emocional

 

Foto: Agar Rodríguez (INfluyendo)

Como ya os hablamos en INfluyendo, La Oreja de Van Gogh están inmersos en la gira de presentación de su nuevo disco, “Un susurro en la tormenta”.

Después de 3 años y algunos meses sin tocar sus canciones en Madrid, llegaron las esperadas fechas en las que el grupo iba volver a pisar un escenario en la capital madrileña: 4, 5 y 6 de mayo, fechas que empezaron con las dos primeras sold outs que les animaron a añadir una tercera fecha que también agotó todas las entradas. 

El Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío fue el lugar escogido para tres noches. Un teatro hecho para ocasiones especiales, ocasiones en las que La Oreja tiene cabida. 


INfluyendo asistimos al segundo concierto de este triplete madrileño, el pasado 5 de mayo. Nada más llegar quien recibe a los asistentes es un miembro del staff del teatro que se encarga de tomar la temperatura a toda persona antes de entrar al recinto. Esta sería la primera medida COVID que nos encontraríamos, seguida del gel hidroalcohólico que hay al entrar. Las dinámicas antes de entrar a un concierto han cambiado, pero en espíritu sigue siendo lo mismo: se podía ver las ganas de la gente que poco a poco iban llenando el patio de butacas de Príncipe Pío.


Desde la cuarta fila del patio de mesas, donde la gente se sentaba de dos en dos, por protocolo COVID, se podía ver cómo se iba abarrotando todo hasta llegar al aforo máximo que tenía el concierto: 500 personas que íbamos a ser las afortunadas de verles en directo.


Dieron las 20:30 y, puntuales, Xabi, Pablo, Álvaro y Haritz salieron a sus puestos a tocar los primeros acordes de “Como un par de girasoles”, la primera canción del setlist de la noche. Y en el punto álgido de la instrumental con el efecto de una tormenta sonando de fondo, entre el humo típico que decora el escenario, aparece Leire Martínez para romper los nervios que flotaban en el ambiente cantando los primeros versos de la canción. “El tiempo pasa y quiero amanecer”, aunque allí se acercara la noche con el paso de las canciones.


A lo largo de 1 hora y 45 minutos de concierto se dejaron escuchar temas de toda la trayectoria de la banda. Un viaje a través de sus éxitos de siempre, pero también de las canciones más recientes de su último disco. Canciones que en una tarde te hacen llorar, gritar, saltar (sin levantarte del asiento), y olvidar todo lo que pasa fuera del teatro, como pidió Leire que hiciera su público: “toca aparcar lo que pasa fuera de estas cuatro paredes”. Y esa era la fórmula perfecta para disfrutar del espectáculo. 


Pasaban canciones cañeras como “El último vals”, “Te pareces tanto a mí”, o “Cuídate”, y el repertorio fue evolucionando a un tono más emocional, como con el dueto “Durante una mirada”, donde también Xabi San Martín pone voz a parte de la letra, y se hizo notar la complicidad entre los dos compañeros de banda. 


Llegado el ecuador del concierto, Leire se para en frente del escenario y dice al público: “os queremos contar una historia”. “Sirenas” fue la canción que inauguró la parte más íntima del repertorio, un tema dedicado al terrorismo de ETA en San Sebastián, del cual ya hablamos en INfluyendo.


A continuación, sonaría “Rosas”, canción que es ya un himno del grupo, tan himno que fue el público, 500 personas al unísono que cantaron el estribillo de este tan conocido tema.


En un momento dado, antes de presentar la siguiente canción, Leire Martínez se detuvo a contemplar al público. Imaginaos lo que tiene que ser ver que medio millar de personas te están mirando darlo todo, pero apenas puedes ver sus expresiones faciales por las mascarillas que -obligatoriamente- portan. Pero la artista, visiblemente emocionada y agradecida, afirmó ante todos que a pesar de que sólo se veían los ojos, percibía las emociones de la gente: cantando, llorando, y sobre todo disfrutando de la velada. 


Llegando al final del concierto, pudimos ver incluso a Leire tocando el piano, acompañando a sus compañeros en la instrumental final de Ábrázame, antes de que setlist llegase a su término. 


La canción con la que el conjunto donostiarra despidió la noche madrileña fue “Cometas por el cielo”, la canción del setlist que el grupo dedica al amar libremente, dejándolo claro en palabras de la vocalista: “la libertad es lo más importante, y por encima de todo”


Sin duda se puede afirmar que un concierto de La Oreja de Van Gogh es ese susurro en la tormenta que todos necesitamos alguna vez en la vida. Un conjunto de emociones en menos de dos horas que se puede traducir en la catarsis emocional que provocan, y que seguirán provocando en esta y todas las giras que les queda por delante.  




Por Agar Rodríguez.

0 comments