La ciencia detrás de un beso

Cuando dos labios se juntan, lo normal es pensar que es una respuesta clara del amor, pero nada más lejos de la realidad, es una respuesta química

Ninguna sustancia provoca tantas sensaciones y reacciones en nuestro cuerpo como un beso. ¿Alguna vez te has preguntado por qué los besos de película transmiten tanto? Aunque sean ficticios, reflejan los sentimientos que viven los protagonistas y te hacen empatizar con sus emociones. Un estudio de la Universidad de Albany de Nueva York publicado en Evolutionary Psychology demuestra que tanto para la mujer como para el hombre el primer beso es clave para continuar la relación. 

Al empezar a besarnos el cerebro recibe gran cantidad de información a través del olor, los labios, la lengua y la saliva y comienza a segregar sustancias químicas que provocan numerosas sensaciones. 

la ciencia detrás de un beso


Según un estudio de la Universidad de Viena, cuando cerramos los ojos y fundimos nuestros labios con nuestra pareja en un abrazo apasionado, las pulsaciones cardiacas suben de 60 hasta 130 por minuto, se libera adrenalina, baja la tasa de colesterol y al intercambiarse bacterias, se refuerza el sistema inmunitario.

Las reacciones variarán en función de la regularidad de los besos, el conocimiento de la otra persona, la atracción o si se mantiene una relación amorosa estable con la pareja. No obstante, la adrenalina no es la única sustancia que segregamos durante un beso. 


Estas sustancias que se liberan en un beso son:

  • Dopamina: neurotransmisor asociado a la producción de placer y la felicidad.

  • Epinefrina: también conocida como adrenalina. Cuando nuestro sistema la segrega aumenta la frecuencia cardíaca, se contraen los vasos sanguíneos y se dilatan las vías respiratorias.

  • Oxitocina: ejerce funciones como neuromodulador de los comportamientos sociales, sentimentales, patrones sexuales. Esta adictiva hormona influye en funciones donde se establece un lazo entre dos personas, como el enamoramiento, y está asociada con la afectividad. De ahí que, cuando segregamos esta sustancia, pensamos que estamos enamorados de la otra persona, cuando en realidad es solo un proceso químico de nuestro cuerpo. 

  • Serotonina: es un neurotransmisor muy relacionado con el control de las emociones y el estado de ánimo.

  • Endorfinas: es un neurotransmisor que genera nuestro cuerpo para aliviar el dolor y dar sensación de bienestar. A las que también se le atribuye que combaten el desánimo y evitan caer en la depresión.


Según la revista Scientific American Mind la idea de besarnos como símbolo de amor y placer podría haber surgido a partir de los primates que masticaban la comida y después se la daban en la boca a sus hijos. De esta forma comenzó a asociarse un sentimiento de placer (el de comer) con el de juntar los labios, que sumado a las miles de terminaciones de nerviosas que poseen y toda la química que desencadenan puede haber provocado la evolución del beso como lo conocemos hoy en día.


Datos curiosos detrás de un beso:

  1. Pasamos 20.160 minutos (de media) de nuestra vida besando.
  2. En un beso apasionado se ponen en funcionamiento hasta 34 músculos.
  3. Según el kamasutra hay 30 formas distintas de besar.
  4. Los labios tienen cien veces más sensibilidad que los dedos.
  5. El beso más largo de la historia duró 58 horas.
  6. Se pueden transferir hasta 80 millones de microorganismos en tan solo 10 segundos.

En la actualidad, el beso tiene sobre todo un poder terapéutico y psicológico. Francesca Albini, autora del libro Bacioterapia comenta que: “Es una demostración de cariño, de amor, de respeto, de amistad. Con un beso se comunican muchísimas cosas”.


Hecho por: Irene M. Chinea


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