¿Qué es el efecto ‘Halo’?


El efecto 'halo' es uno de los sesgos cognitivos más conocidos de la psicología
 y que podemos observar con frecuencia en la vida cotidiana. Un sesgo cognitivo por el cual la percepción de un rasgo particular, en este caso el atractivo físico, influye en la interpretación del resto de rasgos.

Una investigación realizada en 1974 demostró que, en los juicios a la hora de condenar a los acusados, el jurado solía mostrar más indulgencia con los individuos físicamente atractivos, aunque hubiesen cometido el mismo crimen que otros que no lo eran. 

Además, un estudio de la Universidad de Cornell publicó en 2010 que los criminales con menos atractivo tienden a recibir condenas más duras, de media 22 meses superiores a las de las personas atractivas que cometen los mismos delitos.

Este proceso cognitivo es aplicable a otras facetas, como por ejemplo en la infancia en la cual diversos estudios demuestran que los niños más atractivos reciben menos castigos que los niños con menos atractivo, aunque se comporten igual.

¿Podría ser entonces el efecto ‘halo’ una explicación a la teoría del amor a primera vista?

Varios estudios respaldan la inexistencia del amor a primera vista. Lo entienden como una atracción, un sentimiento más de deseo hacia un físico que la idea de Platón que aludía a un amor puro y desinteresado, centrado en la bondad y en la espiritualidad. 

Sin embargo, cuando sentimos un flechazo, nuestro cuerpo segrega una hormona llamada oxitocina que nos vuelve más sensibles, compasivos y nos sobreviene un estado de exaltación de las emociones que asociamos al amor. 

Lo que ocurre entonces con este fenómeno es una atracción inicial muy fuerte hacia una persona a la que se le atribuyen características positivas, aunque no dispongamos de información que avale esta percepción. Asociamos a esta persona con patrones de buena persona, ciudadano responsable y amable. Es un fenómeno incoherente, pero así funciona. 

Juzgamos a las personas de una manera que confirme nuestra primera impresión, o aquello que ya opinemos de ellas. Lo empleamos para rellenar los huecos que existen en nuestro entendimiento de una persona a la que aún no conocemos. Etiquetar a veces de manera inconsciente dado que nuestro cerebro necesita hacerse una rápida idea sobre aquello que le rodea

Quiere saber de qué o quién puede fiarse, quién le ofrece seguridad y de qué es mejor mantener distancia. De ahí que nos acerquemos con más facilidad a personas atrayentes y creemos un vínculo al cual denominamos amor, solo por las características que atribuimos previamente sin conocimiento alguno de que sean verídicas. 

Por Irene M. Chinea.


1 comments

  1. Me recordó a la película: Extremadamente cruel, malvado y perverso.

    ¿Crees que hacemos un buen uso de la belleza?

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