martes, 11 de julio de 2023

¿Cuál es tu tipo de piel y cómo cuidarla?

En una época de pleno auge del skincare o cuidado de la piel, (casi) todo el mundo sabe que tradicionalmente existen tres tipos de piel: seca, mixta o grasa. Esta distinción fue acuñada por Helena Rubinstein, una cosmetóloga, facialista y empresaria, tras un viaje de estudio por Europa. 



helena rubinstein
Helena Rubinstein



Piel seca

Este tipo de pieles se caracterizan por tener una peor calidad en su barrera cutánea, por lo que suelen tener problemas para retener el agua. Esto deriva en descamación y una desagradable sensación de tirantez. 


Piel grasa

Estas pieles suelen mostrar poros dilatados debido a una mayor actividad de las glándulas sebáceas, por lo que aparecen brillos y pueden presentar cierta tendencia al acné. 


Piel mixta

Las pieles mixtas presentan características tanto de las pieles secas como de las grasas, de forma que quizás haya zonas de la cara en las que haya más grasa, como la zona T, y zonas, como las mejillas, que sean más secas o presenten tirantez. 


Piel sensible

Las pieles conocidas como sensibles o reactivas son las que se ponen rojas con mucha facilidad, sin importar si son grasas o secas. 



Sin embargo, hoy en día sabemos que no solo existen estos tres tipos de piel, y que, además, debemos tener más cosas en cuenta a la hora de cuidar nuestra piel.


Factores como el clima o el estrés pueden afectar enormemente al estado de nuestra piel, por lo que los cuidados habituales podrían no ser adecuados o suficientes. También encontramos pieles con problemas dermatológicos, como la piel atópica o con rosácea. 



¿Cómo detectar cambios en tu tipo de piel?


Normalmente, la piel presentará algunos signos que debemos saber interpretar, para poder responder adecuadamente a las necesidades de nuestra piel. 


Por ejemplo, si de repente empezamos a notar que la piel nos brilla más de lo normal, esto podría significar que nuestra piel está deshidratada, lo que provoca que las glándulas sebáceas produzcan grasa en exceso para suplirlo, y la solución sería aplicar productos más hidratantes -aunque no por ello grasos. 


Es importante que nos adaptemos a las necesidades de cada momento de nuestra piel, en lugar de cuidarla siempre en base a nuestro tipo de piel habitual. 




Por Marina Pardo.


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