[CRÓNICA] Vanesa Martín llena el Wizink Center de “Placeres y Pecados”

 La artista malagueña presentó la noche del viernes en Madrid la gira de su último disco.


Un par de personas con instrumentos musicales y micrófonos en un escenario

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Créditos: Vanesa Martín



Pasaban cinco minutos de las 21:00 cuando el Wizink Center de Madrid tornó negro y comenzaron a sonar los primeros acordes de “Complicidad”, mientras todo el estadio gritaba eufórico. Vanesa Martín comenzó su nueva gira con un Medley en el que fusionaba algunas de sus canciones más famosas como “Hábito de ti”, “Frenar enero”, “Sintiéndonos” y “9 días”. 


Tras ese inesperado inicio, la cantante saludó a sus fans en la que prometía ser una noche única para continuar con “Te has perdido quién soy” y “De tus ojos”. Pero sus seguidores, quienes coreaban su nombre hasta la afonía esperaban ver por primera vez el show que creaba con las canciones de “Placeres y Pecados”, su último disco. La artista no se hizo de rogar y continuó la noche con “Mejor de lo que contaste” abriendo paso a un momento muy íntimo en el que la emoción la superó. 


La noche continuó con “Todas las mujeres que habitan en mí”, con la que finalizó bromeando con el público debido a la última estrofa: “Juro que hay algunas que yo sí conozco… Que yo sí conozco, ¿cómo que ni? No pongáis palabras en mi boca que yo no he dicho”. La artista siguió entablando conversación al tiempo que caminaba por la pasarela para acercarse aún más a sus fans haciendo alusión al estreno de la película “Avatar” que, como expresó, guardaba similitudes con su último álbum. Ambos se habían grabado en Estados Unidos y estrenaban su show el mismo día. 


Imagen que contiene noche, oscuro, luz, iluminado

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Créditos: Vanesa Martín


El público coreó una a una las canciones que le sucedieron, hasta que se hizo el silencio cuando Vanesa reapareció en el escenario con el único acompañamiento de su guitarra para entonar un melodioso “La fiesta del tutú”. 


Tras ese íntimo momento, sus músicos comenzaron a reagruparse como si de un tablao flamenco se tratase y, acompañada de guitarra, bajo, violonchelo y cajón se dispuso a deleitar a su público con “Y yo latiendo”, pero los micrófonos comenzaron a acoplarse, produciendo diversos problemas de sonido que se vieron reflejados en la nerviosa cantante. 


Pero las “troyanas”, como se hacen llamar sus fans, no iban a defraudarla. A medida que pasaban las canciones, mayor era el desgarro en la voz por parte del público y aún más se notó con “Álgebra” e “Imán”, dos de las pistas más esperadas de su último trabajo. 


Fue entonces cuando su banda comenzó a cantar “Caída libre”, mientras le daban a Vanesa Martín el tiempo preciso para cambiarse de vestuario. El Wizink Center volvió a apagar todas sus luces para amanecerse de pronto mientras la artista presentaba a Dani Fernández, el primer invitado de la noche, con quien cantó “Si pudiera”. 


Pantalla de video juego en la noche

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Créditos: Vanesa Martín

Los problemas de sonido se sucedían en las diferentes canciones, pero a cada tema que pasaba su público se entregaba aún más a ella desgarrándose la voz. La artista siguió su show intercalando temas de sus inicios y de su último trabajo, como “Dinamita”, “Todo cambia”, “Polvo de mariposas”, “La piel” o “Arráncame”. 


Jugando de nuevo con los claroscuros propios del nuevo disco, el escenario se ocultó de la luz mientras comenzó a sonar un tímido zapateo que alimentaba las ilusiones del público. Poco a poco, un cañón de luz alumbró una esquina del escenario donde se pudo apreciar la figura de Sara Baras taconeando y regalando la maestría de ritmo y baile que la caracterizan. Tras su último zapateo, Vanesa Martín alzó la voz con “Marzo”, mientras que la bailaora coreografiaba las notas como en el propio videoclip. 


Imagen que contiene interior, etapa, tabla, morado

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Créditos: Vanesa Martín


La noche llegaba a su fin y la cantante lo estaba anunciando. Sonó “Toscana”, que fusionó con un Medley de “Ropa desordenada” y “Aún no te has ido”, para posteriormente presentar a todo su equipo y finalizar de nuevo transportándonos a su Italia particular. 


La artista puso el broche de oro a un show emocionante de la misma forma que en sus anteriores giras, entonando “Y vuelo”. Una lluvia de confeti inundó el Wizink mientras sus espectadores bailaban y coreaban su nombre para despedirse de ella mientras abandonaba el escenario antes de que los últimos acordes dejaran de sonar.  La despedida a una noche única e irrepetible llena de idas y venidas, de blancos y negros, de pequeños matices que dividen la vida en dos dualidades muy claras para la artista: entre placeres y pecados. 


Por María González.

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