sábado, 29 de octubre de 2022

Izal arrasa con su última gira en la primera de las dos noches que actuará en la capital [CRÓNICA]

Todo lo bueno acaba que diría aquel y, aunque a algunos les pese, para Izal no sería menos.

Mikel Izal (solista) y Alberto Pérez (Guitarrista) fotografiados desde el escenario || créditos a Samuel Sánchez, El País

 

El grupo de cuna madrileña anunciaba su retirada de los escenarios el pasado 22 de febrero y se introduciría en su última gira por los escenarios españoles, llegando a Madrid el 28 de octubre en un concierto marcado por un sold out arrasador. 


Eran poco más de las 21:30 y el público, predominantemente treintañero, se congregaba en el Wizink Center esperando la salida de la banda indie.

Desde lo lejano del recinto se vislumbraban cinco grandes pantallas, que sobrevolaban las cabezas del grupo emulando unos marcos fotográficos y que hacen alusión a la portada de su último lanzamiento discográfico, “Hogar”. Durante dos horas Izal ofreció un espectáculo de “Magia y efectos especiales”, tal y como el propio nombre de su primer álbum de estudio indica, que contrastaba con la simplicidad del atuendo de Mikel, luciendo un monocromático look negro.

Especial mención merece “Pequeña gran revolución”, canción escrita por el solista para su sobrina y que al guitarrista Alberto remueve por dentro:

“La canción que vamos a tocar ahora me pone sensible porque hace 5 meses nació nuestro segundo hijo Alberto”.

A mitad de camino la banda sorprendió con temas de antaño tales como “Palos de ciego” o “Agujeros de gusano” y otros tantos temas actuales como “Inercia” o “La increíble historia del hombre que podía volar, pero no sabía cómo” acompañado de la ferocidad de las voces de los asistentes coreando al unísono la famosa frase de la canción: “He visto a Bowie flotando”.

El discurso del concierto giró en torno al agradecimiento por la incansable fidelidad del público, al equipo invisible que acompaña a la banda y por supuesto a la despedida, pero no a esa despedida efervescente y dolorosa, sino a esa despedida nostálgica y magnífica. “Queremos que esto se recuerde como una espectacular despedida” exclamaba Mikel al comienzo de, valga la redundancia, “Despedida”, canción acompañada de fotogramas del grupo y una cuenta atrás.

Mikel Izal (solista) sobre el escenario || créditos a Samuel Sánchez, El País



El broche final lo compusieron “Bailando”, “Pausa” o “Que bien”, donde todos los miembros del grupo bajaron del escenario y se remezclaron con los asistentes que se encontraban en la pista del recinto. Para finalizar, y como no podía ser de otra forma, Izal nos regaló una versión extendida de la que es probablemente su canción más reconocida, “La mujer de verde”, dedicándosela a todos los sanitarios y sanitarias que estuvieron al frente de la crisis de la COVID-19, logrando una gran ovación por parte del público.

Hoy sábado 29 tendrá lugar, también en la capital, el último concierto del grupo y, aunque la despedida es inminente, siempre quedará el recuerdo de saber que, como dice Mikel Izal, esta siempre será la penúltima fiesta.

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Por Marina Rubio

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