La música es un factor muy importante en nuestras vidas. Es una manera de expresarnos, una vía de escape o simplemente una manera de divertirnos. La escuchamos a todas horas, cuando estamos felices, tristes, ansiosos o simplemente cuando no queremos estar solos o si, pero, ¿puede curar la música?
Eso mismo se preguntó el investigador del IDIBELL y la UB, Antoni Rodríguez-Fornells. El cual en un evento de CosmoCaixa dio respuesta a esta incógnita. La música es capaz de activar diversas redes cerebrales, es así, como muchos especialistas han puesto las cartas en la mesa de hasta que punto no se podría usar la música como herramienta de neurorehabilitación.
Actualmente son muchos los estudios e investigaciones las que hay dirigidas a los posibles efectos que puede tener la música en seres humanos, sobre todo desde la infancia. Eckart Altenmüller, profesor y especialista en música afirma que "tocar un instrumento podría, incluso, hacer un poco más inteligentes a las personas".
Pero no siendo suficiente, la práctica musical en nuestro cuerpo tiene más efectos. La audición y el movimiento por ejemplo, afectan a nuestro cerebro. Incrementando su efecto a la hora de aprender a tocar un instrumento.
Así mismo, el escuchar música se usa para ayudar a tratar deficiencias motoras que surgen después de sufrir un accidente cerebrovascular o un ictus.
Un estudio llevado a cabo por el Dr. Särkämö de la Cognitive Brain Research Unit de la Universidad de Helsinki, demostró que el escuchar música diariamente elegida por el propio paciente, durante tres meses, tiene efectos significativos en el rendimiento cognitivo y en la mejora emocional. Sin embargo, cuando se compara con un grupo de pacientes sin escucha de música u otro grupo donde se produce solo lectura de audiolibros, seleccionados también por el paciente.
El segundo muestra resultados similares, pero en este caso con pacientes crónicos los cuales se entrenan tocando la batería electrónica y el piano eléctrico. Estos mostraban mejora en los planos motor y emocional a lo largo de las sesiones. En exploraciones con resonancia magnética funcional se observó un aumento de la conectividad entre las regiones del cerebro que intervienen en las conexiones motoras y auditivas. Es así como se llegó a la conclusión de que muy probablemente la música serviría indirectamente para promover la neuroplasticidad en las zonas del cerebro afectadas.
Un ejemplo de que la música es una gran ayuda para una enfermedad tan grave como puede ser el alzhéimer ha ayudado a pacientes. En este caso el neurólogo británico Oliver Sacks nos da un ejemplo muy claro:
"Uno de mis pacientes, había perdido la capacidad de identificar objetos, incluso los más comunes, mientras su agudeza visual se mantenía perfecta. No podía reconocer el guante o la flor que le enseñaba; un día ¡confundió a su mujer con un sombrero! Esta situación, sin duda, lo limitaba mucho, pero descubrió que podía encargarse de las tareas de casa cuando las organizaba en forma de canciones. Así, tenía una canción para vestirse, otra para las comidas, otra para el lavabo, etc. Una canción para cada gesto de la vida cotidiana”.
En conclusión, la música si nos cura, de una manera directa o indirecta lo hace. Por eso la usamos en momentos específicos, por ejemplo, ¿alguien se imagina hacer deporte sin ningún tipo de música? ¿o ir de fiesta sin música de fondo? a día de hoy tenemos playlist para absolutamente todo, ¡hasta para llorar! La música hace que nuestros sentimientos broten de la manera más pura.
Por Miranda Lores.
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